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Tras las lluvias de la primavera y con la subida de las temperaturas, la vegetación comienza a aflorar y con ella las malas hierbas y las espigas, tan temidas por los propietarios de mascotas. Y es que, con su forma de flecha, las espigas  se enganchan fácilmente al pelaje de los animales. Precisamente esa forma hace que sólo puedan avanzar hacia delante, pudiendo llegar a clavarse en la piel e introducirse en el animal, generando una infección o reacción a cuerpo extraño.

¿Cómo evitarlas?

Lo ideal sería pasear con nuestras mascotas por áreas de recreo ajardinadas o cuidadas, evitando zonas de malas hierbas como los descampados.

Es recomendable mantener el pelo cuidado, cepillándolo después de cada paseo y revisando las zonas sensibles, como almohadillas, nariz, orejas, ojos, axilas; hay espigas muy pequeñas que son más fáciles de localizar al tacto que visualmente.

Nuestro veterinario nos dará también algunos trucos para evitarlas.

¿Qué hacer si se clava una espiga?

Si detectamos que a nuestra mascota se le ha clavado la punta de una espiga, podemos retirar el pelo de alrededor, desinfectar la zona con clorhexidina o betadine diluido en agua y extraerla con suavidad intentando que no se rompa. Después trataremos de que el animal no se lama la herida para evitar la infección. En caso de que la zona esté inflamada, hay que acudir al veterinario de confianza, puesto que es posible que sea necesario realizar un pequeño corte para extraer el cuerpo extraño.

Si pensamos que se ha introducido una espiga en alguna zona interna como los ojos, la nariz o las orejas, es muy importante acudir al veterinario para extraerla con seguridad en la forma adecuada.

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